lunes, 24 de diciembre de 2012

Ecos y Espejos les desea felices fiestas

Desde Ecos y Espejos queremos desear a nuestros lectores unas felices fiestas y un mejor año 2013. Esperemos que con buenas letras y mejor cine.




lunes, 10 de diciembre de 2012

O Apóstolo. Una aventura diferente.


 
La semana pasada quedé muy gratamente sorprendida por la atractiva y original propuesta de O APÓSTOLO una aventura de animación de cuño gallego que recoge toda la magia y el misterio que rodea el Camino de Santiago.

O Apóstolo cinta dirigida por Fernando Cortizo cuenta con la colaboración de importantes figuras del cine, tanto de Galicia como de España (Luis Tosar, Atilano Franco, Geraldine Chaplin o Jorge Sanz), quienes ponen voz a los curiosos y especiales personajes de esta tenebrosa historia  encuadrada en un entorno muy singular.

La hospitalidad de una pequeña aldea gallega que se encuentra de camino a Santiago, en realidad guarda un misterio que debemos descubrir, y no puedo desvelar más sobre el argumento, tendréis que ir a verla.

Es un relato muy interesante y aunque en ciertos momentos cae un poco en la lentitud, mantiene la atención del espectador hasta el final. Es una combinación magistral de la tradición, y los nuevos tiempos con una moraleja ciertamente reseñable. Es de destacar el gran trabajo en cuanto al acompañamiento de la música que en todo momento se combina con  las aventuras y desventuras de nuestro protagonista y con el desarrollo de la historia.

Es una verdadera pena que una aventura de animación tan original, no haya tenido mayor proyección, puesto que a nuestro parecer es la única propuesta de este tipo con respecto a las últimas películas de animación, que se puede resaltar por ofrecer algo distinto. Y es que ya llevamos un tiempo en que todas los filmes que presentan los grandes estudios (Pixar adquirida por Disney, Dreamsworks Animation, etc..) no están ofreciendo más que copias y re- ediciones de viejas historias, cuando no se trata de la cuarta o quinta entrega de alguna película que en su momento hasta tuvo algo de gracia.

Es interesante apoyar iniciativas que traigan ideas frescas que si bien no tiene la capacidad económica de estos estudios, o la calidad técnica (aunque es bastante alta) de estos grandes monstruos de la industria de animación, sin embargo nos muestran proyectos novedosos y diferentes.

Por ello os animo a que vayáis a ver esta película, si tenéis ocasión porque no os va a defraudar. Ya nos contaréis. Aquí os dejamos un pequeño adelanto...
 

viernes, 7 de diciembre de 2012

Seguimos en otoño con Neruda...

16
  
En mi cielo al crepúsculo eres como una nube
y tu color y forma son como yo los quiero.
Eres mía, eres mía, mujer de labios dulces,
y viven en tu vida mis infinitos sueños.
 
La lámpara de mi alma te sonrosa los pies,
el agrio vino mío es más dulce en tus labios:
oh segadora de mi canción de atardecer,
cómo te sienten mía mis sueños solitarios!
 
Eres mía, eres mía, voy gritando en la brisa
de la tarde, y el viento arrastra mi voz viuda.
Cazadora del fondo de mis ojos, tu robo
estanca como el agua tu mirada nocturna.
 
En la red de mi música estás presa, amor mío,
y mis redes de música son anchas como el cielo.
Mi alma nace a la orilla de tus ojos de luto.
En tus ojos de luto comienza el país del sueño.
 
 
"Veinte poemas de amor y una canción desesperada" (Pablo Neruda).


jueves, 15 de noviembre de 2012

Pablo Neruda, siempre imprescindible.


Estas semanas coincidiendo con esta época otoñal tan dada a al poesía, vamos a dejar colgados aquí algunos poemas de Pablo Neruda. Espero que nuestra selección os guste.
 

10

Hemos perdido aun este crepúsculo.
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas
mientras la noche azul caía sobre el mundo.

He visto desde mi ventana
la fiesta del poniente en los cerros lejanos.

A veces como una moneda
se encendía un pedazo de sol entre mis manos.
 
Yo te recordaba con el alma apretada
de esa tristeza que tú me conoces.

Entonces, dónde estabas?
Entre qué gentes?
Diciendo qué palabras?
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe
cuando me siento triste, y te siento lejana?

Cayó el libro que siempre se toma en el crespúsculo,
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa.

Siempre, siempre te alejas en las tardes

hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.
 

"Veinte poemas de amor y una canción desesperada"

lunes, 5 de noviembre de 2012

La muerte de James Bond

Cuando Pierce Brosnan abandonó el papel de James Bond (su última entrega fue en 2002 con "Muere otro día"), se decidió adjudicar el papel a Daniel Craig. La elección llamó la atención porque Craig era rubio, de origen eslavo y un musculitos. Y eso contrastaba un tanto con el modelo típico de Bond escogido hasta entonces. La razón para esto, para quien viese "Casino Royale" (2006), no podía ser más lógica: James Bond ya no era James Bond. Una elección polémica pero que para cualquiera que viese las últimas películas con Brosman no carece de sentido: porque la saga 007 ya había degenerado en una pirotecnia, en un regusto por los efectos especiales, que no podía desarrollarse mucho más. Pero la saga es una máquina de hacer dinero y para que todo siguiese igual había que cambiarlo todo. Irónicamente, "Casino Royale" fue también el título de la parodia de James Bond de 1967 a cargo de David Niven y Peter Sellers.

Lejos de la parodia, el James Bond de Daniel Craig es otra cosa. Es un personaje creado al calor del boom de la franquicia de Jason Bourne ("El mito de Bourne" se estrenó en 2004: con una rentabilidad del 284% cuando la última de Brosnan había aportado sólo un 204%). Mientras Connery, Moore, Dalton o Brosnan eran espías "con licencia para matar", Daniel Craig interpreta a un asesino puro y duro al estilo de Bourne. Así, Bond no es un tipo que usa aparatitos, un elegante señorito inglés, sino un soldado de élite que se viste de etiqueta. Sea como fuere, la cosa no salió mal y se consiguió con "Casino Royale" un 298% de beneficios sobre el presupuesto. La siguiente película de Bond ("Quantum of Solace", 2008) supuso para muchos un paso atrás en cuanto a la "profundidad" del personaje interpretado por Craig. Y una decepción: porque en el final de "Casino Royale" se dejaba en el aire el argumento de una venganza personal para Bond. Sin embargo, el argumento al final no fue más que la típica historia Bond con un villano atiborrado de tecnología al que derrotar. Tal vez por eso, en esta ocasión, la rentabilidad del film bajó al 193%.

"Skyfall", la nueva entrega de Bond, a cargo de Sam Mendes, nos presenta ahora una apuesta mucho más arriesgada que "Quantum of Solace". Y posiblemente eso termine por reflejarse en taquilla. Pero la apuesta es arriesgada porque es muy radical. Aquí no hablamos de que Bond se enamore o sea un boina verde con traje, que era lo sorprendente en "Casino Royale". No. En "Skyfall" se nos presenta a un Bond menor, debilitado o avejentado. Sea como fuere, el mensaje parece demasiado radical, desnaturaliza al personaje más allá de lo estético: le quita su esencia. Porque lo fundamental en Bond es su superioridad aplastante. Una superioridad basada en sus habilidades individuales y en la tecnología punta que se le proporciona. En esta última entrega de 007 James Bond está debilitado y no utiliza apenas tecnología. De hecho, se apuesta tanto por esta especie de minimalismo tecnológico y al final del film vemos a James Bond haciendo las veces de MacGyver.

Por otra parte, en "Skyfall" no estamos ante un giro original ni mucho menos. Si en "Casino Royale" se apostaba por la vía abierta en la saga Bourne, en la película de Mendes se puede ver un ejercicio bastante obvio de corta y pega de "El caballero oscuro" (2008) de Christopher Nolan. Se ve de nuevo la mano de los productores en esta decisión puesto que esa película de Nolan consiguió una asombrosa rentabilidad: un 442%. De ahí el personaje de Javier Bardem en "Skyfall", que da vida a un tipo que no se sabe muy bien qué pretende pero que actúa de forma impulsiva y alocada. Se nos muestran largos planos mostrando cómo el personaje de Bardem ríe a solas y, como no, tiene una deformidad en la cara. ¿Suena familiar? Sí, en efecto: es el Joker. Siendo el personaje de Joker básicamente un maníaco, un chalado... es fácil caer en una mera sobreactuación en la que puede parecer buena actuación cualquier cosa. De ahí el mérito de Heath Ledger en "El caballero oscuro": él realmente actúa. Bardem, al igual que Brad Pitt en su personaje de "12 monos" (1995), por ejemplo, se limita a ser excesivo. Bardem se muestra excesivo y, gracias a su físico, amenazante. Tiene algunas líneas de guión divertidas y ocurrentes, pero no llega al nivel del Joker de Nolan, evidentemente. Aquél personaje era puro caos, sin historia pasada, mientras que ese planteamiento no es posible en el mundo de 007: donde tiene que haber una explicación para todo. Y la explicación del personaje de Bardem no podría ser más...desagradable. Como alguien ha dicho: el personaje de Bardem a ratos es un despiadado maníaco paranoide o un huerfanito perdido. Es verdaderamente llamativo el desarrollo de la trama respecto a este villano en "Skyfall": cualquiera que la vea podrá comprobar que es prácticamente idéntico al que se desarrolla con el joker en "El caballero oscuro".

No hay que confundirse, "Skyfall", pese a que le sobra media hora, es una película relativamente entretenida. Lo que pasa es que no es James Bond, es otra cosa. Es evidente que la saga 007 atrae mucha expectación, aún tras todos estos años, y siguen usando el nombre por reclamo. Tirando de la nostalgia al máximo, además, en esta "Skyfall". Pero, insisto, esto ya no es James Bond. No basta con rodear al personaje de los tópicos habituales del personaje, es que hace falta EL personaje.




"Ya sólo queda una rata" James Bond.

PS: La evolución de la rentabilidad de las sagas Batman, Bond y Bourne en sus partes de 1 a la 3:







martes, 9 de octubre de 2012

El fraude, de Nicholas Jarecki

Richard Gere es un actor cuyos trabajos más conocidos no me han interesado particularmente. La mayor parte de su carrera como actor la ha pasado poniendo caras de interesante en el recurrente rol de "maduro seductor". En dicha carrera alcanzó grandes cotas de ridículo (véase por ejemplo la inefable "El primer caballero"). Sin embargo, los últimos papeles de Richard Gere han supuesto un cambio importante en esa dinámica.

En "Los amos de Brooklyn" el personaje de Gere era un absoluto perdedor, sin oxígeno vital, un policía sin rumbo que estaba enamorado de una joven prostituta. Algo muy sorprendente en Gere, que casi siempre interpreta el papel de triunfador, de persona que tiene todas las respuestas. En "El fraude", de Nicholas Jarecki, Richard Gere interpreta el papel de un multimillonario que bien pareciera que tiene todas las respuestas, que todo le va bien, que es un triunfador. Pero no. El multimillonario en cuestión, a lo largo de la película, va encontrando más y más obstáculos en su camino hasta el punto de encontrarse ante la perspectiva de perderlo todo. En el fondo, al igual que en "Los amos de Brooklyn", Gere interpreta a un absoluto fracasado en la vida.

En el filme de Jarecki se plantean cuestiones interesantes. Una de ellas es el modo en que el multimillonario protagonista justifica todos y cada uno de sus actos en el presunto interés de otras personas. Pero en realidad sólo defiende su particular interés: la codicia por un lado y el mero sobrevivir por el otro. Y ante ese particular interés no pone en valor ni a su propia familia, a cuyos miembros maneja como peones. La codicia lo es todo. Absolutamente todo.

Otra cuestión interesante, muy interesante, de "El fraude", es que además de ser una película de intigra a la vieja usanza (sin giros disparatados ni complicaciones artificiosas en el guión), constituye una gran pieza de crítica social. Porque sobre el crash financiero de 2008 ya se han realizado varias películas, pero todas ellas intentan tocar una partitura demasiado megalómana: tomando como protagonistas a los grandes personajes, novelizando la alta política. Como si las crisis del capitalismo fuesen capítulos de un folletín que dependiesen, para desencadenarse, de las decisiones de un pequeño núcleo de poder. "El fraude", construida alrededor de un "simple" multimillonario y los personajes que le rodean, huye de esa trascendencia, de esa pompa narrativa, y por eso es la mejor película sobre dicho crash. Dejando en absoluto ridículo a productos como "Wall Street: el dinero nunca duerme" de Oliver Stone, Jarecki deja claro qué fue lo que nos llevó "a la burbuja". Y lo hace, como decía, sin una voz en off que nos lo explique, sin ningún Elliot Ness (especial atención a la soberbia actuación de Tim Roth como policía en esta "El fraude") que señale el delito. Ni siquiera la correcta "Margin Call" puede resistir la comparación con "El fraude"; a su lado resulta dramáticamente hueca, plagada de discursos, a su lado.

A través de los personajes, Jarecki nos muestra dos mentalidades: la que es esclava del dinero y la del honor y la integridad personal. La confesión de su codicia del personaje de Richard Gere a su hija refleja perfectamente esta "fiebre del oro" de las desreguladas finanzas en el nuevo siglo. Una fiebre por el riesgo que, acaso irónicamente, se ve puesta a prueba cuando toda su vida y toda su fortuna dependen de la decisión de un joven negro de Harlem.

En definitiva, la película "El fraude" es un thiller a la vieja usanza que desde su sencillez hace mucho más por explicar qué nos llevó a todo este desastre económico que los propios medios de comunicación o las series documentales de la HBO y similares. Porque el origen de las burbujas, de las crisis, de este desastre en el que malvivimos, no es otro que la codicia de individuos con cara y ojos. Como decía cierto personaje de la serie "Treme":

"No debes intentar trucos con el sistema, el sistema ya está trucado. Sólo hay que saber las reglas".




martes, 25 de septiembre de 2012

A Roma con amor

Recientemente se estrenó la última película de Woody Allen: "A Roma con amor". Dicha película sigue en la línea del resto de vacaciones europeas de Allen: mostrar un recorrido cuasi-turístico con la excusa de un argumento que va surgiendo sobre la marcha.

Se suele decir que los que son fans de Woody Allen se reirán con cualquier chiste que éste haga, sea bueno o malo. En mi opinión, Allen ha realizado muchas películas sin ninguna gracia. No es el caso de "A Roma con amor", pero hay algo más preocupante en el conjunto. Porque si bien "Midnight in Paris" era una curiosa historia, "A Roma con amor" no es más que una acumulación de ocurrencias, con "películas dentro de la película". Se aprecia así, por ejemplo, una terrible divergencia de escala temporal entre las historias: porque por un lado se nos muestra el día de una pareja de recién casados pero por otro se muestran dos historias que parecen desarrollarse a lo largo de días o incluso semanas. A raíz de esto, la película no parece del todo bien ensamblada. Es una gamberrada. Una gamberrada, eso sí, con unas bellas vistas de Roma.

En esta película, claro, destaca la reaparición como actor de un Woody Allen con 76 años de edad. Sigue interpretando bien el papel de cascarrabias, con sus ocurrencias y su característica obsesión con la muerte. En esta ocasión tiene varios diálogos con destellos del viejo humor de Allen, pero, como otras veces, lo que al principio hace gracia se alarga demasiado. Da la sensación de que las aceleradísimas producciones de Allen a veces surgen de chistes y ocurrencias puntuales que luego son alargadas hasta conseguir una nueva película. Y en ocasiones, el efecto resulta muy pobre mientras en otras, parece bastante mejor.

Aún con el peligro de que se me califique de beato, prefería al Woody Allen de los comienzos. Un director que representaba farsas con momentos de cámara rápida y organillo con el telón de fondo de la crítica social. Porque donde antes veíamos una ácida crítica social, ahora sólo vemos puras exhibiciones de libertinaje y críticas a la familia tradicional. En "A Roma con amor", al igual que en "Si la cosa funciona" (2009), de nuevo vuelve la más desenfrenada infidelidad conyugal a ser protagonista de casi todas las historias. Este hecho sin duda tiene mucho de justificación autobiográfica del propio Woody Allen. Algo parecido, salvando las distancias, a lo que pretendió Elia Kazan al rodar "La ley del silencio".

Cabe destacar que entre los protagonistas vemos a un Roberto Benigni en su único registro conocido: el de la performance de payaso vociferante. A Penélope Cruz, como en tantas y tantas de sus películas, haciendo de mujer de moral dudosa marcando trasero. Un Alec Baldwin haciendo de una especie de voz en off del joven Jesse Eisenberg encarnada con la que, inexplicablemente, interactúan otros personajes. El mencionado Eisenberg (que con casi 29 años tiene la joroba de una persona de 80 años) sigue en su habitual registro de joven repelente; que interpreta a un estudiante de arquitectura que vive como un yupi parasitario en el Trastevere junto a su novia que se ve tentado por una amiga de ésta. Dicha amiga aparece interpretada por la andrógina Ellen Page, que interpreta convincentemente el papel de pedante farsante tantas veces criticado en los filmes de Allen, pero que resulta increíble en el papel de devora hombres. 

En resumen, "A Roma con amor" resulta un pasatiempo, pero sus mensajes subyacentes, como viene siendo habitual en Allen, son bastante reprobables. Debe decirse que Woody Allen ha pasado de verse a sí mismo como un contestatario judío neoyorkino, generalmente un don nadie, a verse como un adinerado en permanentes vacaciones. Algo que ha supuesto, inevitablemente, que Woody Allen perdiese al menos la mitad de su fuerza original, convirtiéndose en mero crítico de las personas y sus relaciones, en lugar de crítico de la sociedad.





"Dios ha muerto, Nietszche ha muerto y yo no gozo de buena salud." Woody Allen

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Apuntes de Verano (IV).


Terminamos ya esta sección de Apuntes de Verano, con un poema de Antonio Machado El Mañana Efímero recogido en su obra Campos de Castilla (1912), que constituye un retrato de la España de su tiempo, pero que perfectamente se podría aplicar a la Epaña que hoy en día vemos. La existencia de las "dos Españas" y el dolor por su patria (tan propio de la generación del 98) son temas recurrentes en esta obra. Más tarde con el estallido de la Guerra Civil Española, ese dolor por España se convirtió en un sufrimiento  personal, al verse perseguido y obligado al exilio.

[ CXXV]

EL MAÑANA EFÍMERO

La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y de alma quieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.
El vano ayer engendrará un mañana
vacía y ¡por ventura! pasajero.
será un joven lechuzo y tarambana,
un sayón con hechuras de bolero;
a la moda de Francia realista,
un poco al uso de París pagano,
y al estilo de España especialista
en el vicio al alcance de la mano.
Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y triste;
esa España inferior que ora y embiste,
cuando se digan a usar de la cabeza,
aún tendrá luengo parto de varones
amantes de sagradas tradiciones
y de sagradas formas y maneras;
florecerán las barbas apostólicas,
y otras calvas en otras calaveras
brillarán, venerables y católicas.
El vano ayer engendrará un mañana
vacía y ¡por ventura! Pasajero,
la sombra de un lechuzo tarambana
de un sayón con hechuras de bolero,
el vacuo ayer dará un mañana huero.
Como la náusea de un borracho ahíto
de vino malo, un rojo sol corona
de heces turbias las cumbres de granito;
hay un mañana estomagante escrito
en la tarde pragmática y dulzona.
Mas otra España nace,
la España del cincel y de la maza,
con esa eterna juventud que se hace
del pasado macizo de la raza.
Una España implacable y redentora,
España que alborea
con un hacha en a mano vengadora,
España de la rabia y de la idea.
 

lunes, 20 de agosto de 2012

Descanse en Paz Tony Scott.


El pasado domingo se conoció la noticia de la muerte de Tony Scott, hermano del director Ridley Scott. Parece ser que la causa de la muerte fue el suicidio, pero la investigación sigue su curso. Conocido por películas de gran éxito como es el caso de "Top Gun" o "El último Boy Scout". Descanse en paz.....

martes, 14 de agosto de 2012

Apuntes de Verano (III)



[…]

Habló tan seriamente que los otros sintieron que sus risas desentonaban.

-     Y usted, ¿por qué no pide las tres cosas? – preguntó Herbert White.

El sargento lo miró con tolerancia.

-     Las he pedido  – dijo, y su rostro curtido palideció.

-     ¿Realmente se cumplieron los tres deseos? – preguntó la señora White.

-     Se cumplieron  - dijo el sargento.

-       ¿Y nadie más pidió?  – insistió la señora.

-     Sí, un hombre. No sé cuales fueron las dos primeras cosas que pidió; la tercera, fue la muerte. Por eso entré en posesión de la pata de mono-.

Habló con tanta gravedad que produjo silencio.

-          Morris, si obtuvo sus tres deseos, ya no le sirve el talismán - dijo, finalmente, el señor White - ¿Para qué lo guarda?-

El sargento sacudió la cabeza:

-   Probablemente he tenido, alguna vez, la ida de venderlo; pero creo que no lo haré. Ya ha causado bastantes desgracias. Además le gente no quiere comprarlo. Algunos sospechan que es un cuento de hadas; otros quieren probarlo primero y pagarme después- .

-   Y si a usted  de le concedieran tres deseos más- dijo el señor White-, ¿los pediría?-

-     No sé - contestó el otro- No sé- .

Tomó la pata de mono, la agitó entre le pulgar y el índice y la tiró al fuego. White la recogió.

-     Mejor que se queme- dijo con solemnidad el sargento.

-     Si usted no la quiere, Morris démela-.

-       No quiero –respondió terminantemente-. La tiré al fuego; si la guarda, no me eche las culpas de lo que pueda suceder. Sea razonable, tírela-.

[…]

El señor White guardón en el bolsillo la pata de mono. Invitó a Morris a sentarse en la mesa. Durante la comida el talismán fue, en cierto modo olvidado. Atraídos, escucharon nuevos relatos de la vida del sargento en la India.

-       Sí en el cuento de la pata de mono hay tanto verdad como en los otros- dijo Herbert cuando el forastero cerró la puerta y se alejó con prisa, para alcanzar el último tren-, no conseguiremos gran cosa-.

-     ¿Le diste algo?- preguntó la señora mirando atentamente a su marido.

-       Una bagatela- contestó el señor White, ruborizándose levemente,- No quería aceptarlo, pero lo obligué. Insistió en que tirara el talismán-.

-     Sin duda – dijo Herbert, con fingido horror-, seremos felices, ricos y famosos. Para empezar tienes que pedir un imperio, así no estarás dominado por tu mujer-.

El señor White sacó del bolsillo el talismán y lo examinó perplejamente.

-          No se me ocurre nada para pedirle- dijo con lentitud- Me parece que tengo todo lo que deseo-.

-          Si pagaras la hipoteca de la casa sería feliz, ¿No es cierto?-

El padre sonrió avergonzado de su propia credulidad y levantó el talismán; Herbert puso cara solemne, hizo un guiño a su madre y tocó en le piano unos acordes graves.

-          Quiero doscientas libras- pronunció el señor White.

Un gran estrépito del piano contestó a sus palabras. El señor White dio un grito . Su mujer y su hijo corrieron hacia él.

-          Se movió- dijo mirando con desagrado el objeto y lo dejó caer-, se retorció en mi mano, como una víbora-.

    Extracto del relato La Pata de Mono. (W.W. Jacobs).

miércoles, 8 de agosto de 2012

Apuntes de Verano (II)





Todo es adrede

"De todos los tiempos, los viejos y los nuevos, quedan las virutas de la vida. A pesar de las tropas invasoras, de las religiones que bendicen las guerras, de los profesionales de la tortura, de los imperios del asco, de los amos del petróleo, del fanatismo con los misiles. A pesar de todo, van quedando virutas de la vida. A ellas nos abrazamos y encomendamos, con ellas nutrimos nuestra endeble conciencia y alimentamos sueños y ensoñaciones.
Todo es adrede, bien los sabemos. Desde el maleficio de las drogas hasta el desmantelamiento de la juventud. Todo está destinado a que no creamos en nosotros mismos y menos aún en el prójimo indefenso.
Nos obligan a vender por peniques el patrimonio virgen, y en el mercado de cambio compran sentimientos con promesas. Todo es adrede: los celos y el recelo, sospechas y codicias, odios en desmesura, el rencor y la pugna. La consigna es someternos, mentirnos el futuro, reconocernos nada.
Todo es adrede y por eso construyen ideologías/basura donde intentan moler las virutas de vida. De la vida. La nuestra. Ah, pero no podrán. También nosotros creamos nuestro adrede. Aposta lo gastamos. Y adrede ya sabemos cómo sobrevivir".
 "Vivir adrede" (Mario Benedetti)

jueves, 26 de julio de 2012

Con Nolan renació Batman

Cuando supe, en el año 2004, que se estaba preparando una nueva película sobre Batman mi primera reacción fue...¿otra? Por entonces aún duraba la resaca de la última película sobre el hombre murciélago que había dirigido Joel Schumacher en 1997. Una película pésima, un mero despliegue de fuegos de artificio diversos, en la que Batman era interpretado por un apático George Clooney. Era difícil llevar a peores marcas la franquicia de Batman.

Sin embargo, la nueva adaptación de Batman no podría ser más diferente a las de Schumacher o a las dos películas dirigidas previamente por Tim Burton. Christopher Nolan parecía apostar decididamente por un nuevo enfoque, asociado a los cómics más modernos y descreídos sobre Bruce Wayne/Batman (los de Frank Miller). Un Batman con unas motivaciones y un contexto mucho más ricos y rivales menos bufonescos.

En las adaptaciones de Nolan se deja a un lado el aire carnavalesco del Batman clásico y su mundo tenebroso-colorista. Es notable que cada una de las adaptaciones de Nolan tiene una luz propia. En "Batman Begins" la película tiene un tono marrón, en "El Caballero Oscuro" el color azul predomina y en "La leyenda renace" vemos una tonalidad más clara. Las dos primeras películas, además, se rodaron en Chicago y la última en Nueva York. 

En el apartado de banda sonora, toda la trilogía comparte unas partituras similares, siendo la de "El Caballero Oscuro", en concreto, francamente buena, acoplándose de forma extraordinaria a las escenas de acción.

Nolan rehuye casi completamente los elementos menos realistas que sí estaban presentes en otras adaptaciones. Hasta el extremo de que el principal villano en "La leyenda renace", Bane, es convertido en una suerte de Darth Vader, que lleva una enorme máscara de oxígeno meramente para sobrevivir, cuando en los cómics sacaba su extraordinaria fortaleza (es el único villano que vence a Batman) de la droga venom que se autoadministraba mediante su máscara. La única excepción en la trilogía de Nolan la constituye "Batman Begins", en la que se presenta una ciudad de Gotham que no tiene mucho que ver con la que vemos en las siguientes dos películas. Desaparece la idea de una ciudad creada en torno al rascacielos de la corporación Wayne y también ese aire oriental de unos suburbios de Gotham (los Narrows) que después de Batman Begins no vuelven a aparecer ni ser mencionados.

Uno de los pocos puntos negros de la trilogía de Nolan está en el apartado femenino. Porque fracasó tanto en la elección de Katie Holmes, en "Batman Begins", como la de Maggie Gyllenhaal en "El Caballero Oscuro", para interpretar el papel de Rachel Dawes, novia de Bruce Wayne. Ambas, actrices bastante mediocres, con el añadido de que Maggie Gyllenhaal es simplemente horrible, deforme. La elección de Anne Hathaway como Catwoman en "La leyenda renace" amenazaba ruina, pero dada la fuerza y carácter del guión de su personaje su actuación no resultó tan terrible como era de esperar (la interpretación de Hathaway como Reina Blanca en el Alicia en el País de las Maravillas de Tim Burton, por ejemplo, fue de pesadilla). Marion Cotillard, a la que toca en suerte un papel bastante mediocre, con unos cuantos kilos de más, pasa sin pena ni gloria por la última película sobre el caballero oscuro.

La última película de Nolan sobre Batman afronta en general bien el reto de mantenerse a la altura de su predecesora: "El Caballero Oscuro". El Joker, interpretado por el fallecido Heath Ledger, quedará como el mejor villano de la trilogía, con un registro chiflado-anarquista inigualable. El villano Bane resulta un tanto ridículo en comparación: no sólo por su inexplicada fuerza sobrehumana sino por su horrible doblaje, que parece incrustado en el sonido de la película y está terriblemente sobreactuado. Existe también un grave problema con el doblaje de Marion Cotillard: que tiene acento francés "a ratos" sin ser el personaje (Miranda Tate) francés. Un pequeño desastre el del doblaje.

En conjunto, la trilogía de Nolan hace una buena reflexión acerca de la naturaleza del mal y una aproximación interesante a la dualidad del papel de Batman, huyendo del maniqueísmo típico y dotando al propio Batman, y su tecnología, de un trasfondo realista. Al lado de la versión de Nolan, las de Tim Burton o Joel Schumacher parecen adaptaciones "turcas" de Batman. El director inglés ha conseguido, también, cerrar la trilogía con un gran final que a buen seguro la Warner Bros se negará, en lo posible, a que sea definitivo.



"Esta ciudad merece una criminal con más clase…y yo se lo voy a dar." el Joker

domingo, 22 de julio de 2012

Apuntes de Verano....


“El dolor pues, y todo lo que enseña, es mi mundo nuevo. Yo vivía enteramente para el placer. Rehuía el dolor y el sufrimiento de cualquier clase. Los detestaba. Estaba resuelto a no verlos en lo posible, es decir, a tratarlos como modos de imperfección. No eran parte de mi plan de vida. No tenían sitio en mi filosofía. Mi madre, que conocía la vida como un todo, solía citarme a menudo los versos de Goethe, escritos por Carlyle en un libro que le había regalado años atrás, y traducidos, me figuro, también por él:
Who never ata his bread in sorrow,
Who never spent the midnight hours
Weeping and waiting for the morrow,
He knows you not, ye Heavenly Powers.
Eran los versos de aquella noble Reina de Prusia, a quien Napoleón trató con tan grosera brutalidad, citaba en su humillación y exilio; eran versos que mi madre citaba a menudo en las tribulaciones de sus últimos años; yo me negaba en rotundo a aceptar o admitir la enorme verdad oculta en ellos. No la podía entender. Recuerdo muy bien que le decía que yo no quería comer mi pan con dolor, ni pasar ninguna noche llorando y esperando despierto un amanecer más amargo. No tenía yo ni idea de que era una de las cosas especial que los Hados me tenían reservadas; que durante un año entero de mi vida, realmente, iba a hacer poco más. Pero es así como se me ha adjudicado mi parte; y durante los últimos meses, tras las terribles luchas y dificultades, he podido comprender algunas lecciones que se ocultan en el corazón de la pena.

(De Profundis. Oscar Wilde)

lunes, 16 de julio de 2012

El Enigma del Cuervo. Un estreno controvertido.

                                       
Hace unas pocas semanas se ha estrenado en nuestro país EL ENIGMA DEL CUERVO,  una película que sin duda no ha dejado indiferente a la crítica, pero que desde mi punto de vista ha sido injustamente tratada y criticada.

Y es que la película inspirada en la vida y obra del controvertido y alabado  Edgar Allan Poe,  presenta la historia de este autor al igual que las referencias a su obra, de una manera original, pero al mismo tiempo respetuosa con sus narraciones.

La crítica sin embargo además de atacar algunos aspectos interpretativos acusa a este film de “escupir sobre la tumba de Edgar Allan Poe”, y no logro descifrar el por qué. Si las películas sobre Sherlock Holmes dirigidas por Guy Ritchie (donde Robert Downey .Jr. interpreta a Sherlock Holmes y el  Dr. Watson toma vida a manos de  Jude Law) no han recibido semejantes críticas siendo la primera película (2009) y su secuela (2012) nada respetuosas ni con las historias, ni con los personajes (un ejemplo claro es Irene Adler), no entiendo el revuelo formado por los especialistas en este caso.

En cuanto a la interpretación destacaría a John Cusack (Edgar Allan Poe) y  Luke Evans (detective Emmett Fields). El primero de ellos, hace un papel histriónico y exagerado pero no cabe duda de que el propio Edgar Allan Poe se ajustaba a ese perfil algo que viene confirmado tanto por su  vida desordenada y  su carácter un tanto atormentado (bebedor empedernido, persona irascible) y su propia muerte (que sigue envuelta en el misterio más absoluto), por lo que las críticas que en ese sentido haya recibido John Cusack no se sostienen. Por otro lado tenemos a Luke Evans, que considero que está muy asentado en su papel de inspector, aportándole un gran atractivo al personaje. Si en cambio podemos crítica señalar  respecto al aspecto interpretativo (y algo en lo que coincido con los críticos) es que quizás el duelo entre estos dos actores queda un tanto desequilibrado en cuanto a presencia y peso en la película, porque a pesar de que  Edgar Allan Poe sería el  personaje más relevante y principal a priori,  tiene un protagonismo mayor el personaje de Luke Evans (ya no sólo por su magnífica interpretación, sino también por  la presencia que tiene a lo largo de toda la historia).

El personaje femenino interpretado por Alice Eve (Emily Hamilton) poco tiene que decir es una actriz que destaca por su belleza, pero no creo que su interpretación sea demasiado meritoria al menos  desde mi punto de vista. Aunque en la segunda parte de la historia mejora sustancialmente, también porque sus desventuras ayudan a que desarrolle otros registros que no sea el de “mujer florero”.

En todo caso, la película en mi opinión merece una crítica algo más benévola, ya que si bien no podemos decir que pasará a los anales del cine,  sin duda es un film entretenido, por momentos tenebroso (ayudado esto por la fotografía) y con una historia bien configurada a raíz de las oscuros cuentos y misterios de la propia obra de Edgar Allan Poe. Y es que habiendo a lo largo de este año películas horrorosas que sin embargo han recibido buenas críticas, no entendemos porque en este caso, se le machaca de forma casi unánime por los “especialistas” a no ser por el “simpático” guiño que este filme realiza hacía el mundo de los profesionales de la crítica.

Por lo tanto hasta que llegue el estreno de alguna que otra superproducción de Hollywood (que está a punto de llegar a nuestras pantallas) y siempre que el bolsillo lo permita, nada mejor que darse un chapuzón en el Baltimore del S.XIX  una época que ha servido de inspiración para los grandes creadores y fundadores de la novela negra.
"Cuando un loco parece completamente sensato, es ya el momento de ponerle la camisa de fuerza". (Edgar Allan Poe)

miércoles, 11 de julio de 2012

La Solución Final (2001)

Me gustan las obras de teatro en el cine. Esas producciones en que todo sucede en una misma habitación. No hay trampa ni cartón: todo está en el guión. Ahí muere o vive la película, en el atractivo de los personajes. En este sentido, una de mis películas favoritas es "La Solución Final" (2001).

Hablamos de una coproducción de la BBC y HBO para la televisión cuya temática es la reunión que tuvo lugar en el palacio de Wansee, Berlín, para acordar, precisamente, la solución final a "la cuestión judía". Se trata de una excepcional película del Holocausto porque no aparece ningún campo de exterminio y no aparece ningún judío pero te conmueve más que incluso si apareciesen. Porque sabiendo lo que sabemos que "la solución final" remueve las tripas contemplar la frivolidad con la que se tomó la decisión última de asumirla.

La reunión aparece organizada por el conocido personaje de Adolf Eichmann (quien muchos años después del final de la guerra sería capturado por el Mossad en Argentina y luego juzgado y ahorcado en Israel por crímenes contra la Humanidad) y presidida por Reinhard Heydrich (máximo dirigente del aparato de seguridad interna nazi por entonces y que sería ejecutado por patriotas checos en Praga, donde ejercía como "protector de Bohemia y Moravia", en un atentado apenas 5 meses después de la reunión). Eichmann interpretado por Stanley Tucci y Heydrich por Kenneth Branagh. Ambos hacen muy buenos papeles; Tucci representando a un burócrata eficiente, maquinal, y apenas humano, y Branagh representando a la perfección el papel del carnicero de Praga, con todo su cinismo y poder.

A la reunión de Wansee asisten representantes de todas las esferas de poder de la Alemania nazi. Cada uno de estos personajes tiene en común con los demás su odio radical a los judíos pero sin embargo difieren en cuanto a qué hacer con ellos. Durante casi hora y media vemos cómo se discute, al final abiertamente, cómo eliminar a los millones de judíos que se encuentran bajo el yugo nazi. Algo que a algunos de los presentes no les parece conveniente por sus convicciones conservadoras, de respeto a alguna forma de legalidad, y a otros porque están al mando del aparato económico del 3er Reich y no están dispuestos a que mano de obra esclava "aprovechable" sea exterminada dedicando para ello recursos que debieran ir al frente de guerra. Estos matices, insignificantes ante la atroz perspectiva del exterminio de todo un pueblo, llevan a algunos de los personajes a ser acusados de poco comprometidos con el nazismo y, en definitiva, el antisemitismo. 

Un caso notable es el del doctor Wilhelm Stuckart, espléndidamente interpretado por Colin Firth. Se trata del jurista co-responsable de la "Ley para la protección de la sangre y el honor alemanes". Uno de los responsables, pues, de compilar los razonamientos e instrumentos para discriminar a los judíos en todas las esferas sociales alemanas de la época. Y en la película, aparece por momento siendo acusado de ser "amante de los judíos" por insistir en que exterminar a los judíos "fuera de la ley" los convertiría en mártires "y eso sería su triunfo". Asimismo, Stuckart plantea que los tribunales se colapsarán de litigios ante el exterminio de millones de alemanes. 

La mayoría de las personas tienen una vaga idea de lo que fue el nazismo en Alemania y dicha idea pasa por cierta noción de "orden exagerado". Es decir: se suele pensar que el nazismo fue una especie de desfile militar contínuo, una estructura disciplinada hasta niveles ridículos. Las tesis de historiadores de la talla de Ian Kershaw llevan años defendiendo, precisamente, que el nazismo no fue ningun sistema (racional) de gobierno en particular sino más bien, en buena medida, la ausencia de dicho sistema. Un "sistema", pues, en el que una serie de acólitos poderosos ejercían de auténticos señores feudales en sus feudos disputándose todos ellos ser los más leales colaboradores del Führer. Que semejante entramado se mantuviese fue cosa del frenesí exterminador, de la notable capacidad de radicalización del nazismo como ideología junto al factor extra de control debido a los modernos medios de comunicación (tal y como señaló Albert Speer, postrero ministro de armamentos del Reich y arquitecto personal de Hitler, intentando explicarse cómo tantas personas habrían acatado decisiones absurdas o deshonrosas dictadas por Hitler y sus secuaces). 

Pues bien, la situación que plantea la película es la de una falsa reunión. La decisión de "evacuar" (véase exterminar) a los judíos estaba ya tomada. Heydrich sólo pretende intimidar a todos y cada uno de los representantes de las esferas de poder del Reich que las SS no controlan directamente, desea que no haya obstáculos para que la "solución final" se ejecute. No hay ley que pueda convalidar el exterminio de millones y, por tanto, Heydrich recuerda a Stuckart y a quienes opinan en la reunión que no es razonable o útil semejante crimen, que la única ley es la voluntad de Hitler. Ése era el sistema nazi: la arbitrariedad, el caos de la fuerza bruta al servicio de una locura. Al final, todos ceden ante la amenaza de ser también ellos mismos los exterminados.

Estamos ante una obra sombría pero que nos transmite algo importante: que el mal que engendramos no admite ser embridado luego y que no hay ley bajo la que se puedan sentir cómodos los criminales. Siempre quieren una ley más que convalide sus tropelías. Y esto es una lección importante en estos tiempos de zozobra. Un tiempo en que se emplean cada vez más buenas palabras para encubrir realidades atroces. En que todos se apresuran a pedir el sacrificio de más y más derechos para obtener... ¿qué? Vean esta película, pues. Puede que el destino de millones, su total ruina, se decida aún hoy en palacios como Wansee. Puede.




"En el derecho posee y defiende el ser humano su condición moral de existencia, sin el derecho desciende al nivel del animal" Rudolf von Ihering.