miércoles, 11 de julio de 2012

La Solución Final (2001)

Me gustan las obras de teatro en el cine. Esas producciones en que todo sucede en una misma habitación. No hay trampa ni cartón: todo está en el guión. Ahí muere o vive la película, en el atractivo de los personajes. En este sentido, una de mis películas favoritas es "La Solución Final" (2001).

Hablamos de una coproducción de la BBC y HBO para la televisión cuya temática es la reunión que tuvo lugar en el palacio de Wansee, Berlín, para acordar, precisamente, la solución final a "la cuestión judía". Se trata de una excepcional película del Holocausto porque no aparece ningún campo de exterminio y no aparece ningún judío pero te conmueve más que incluso si apareciesen. Porque sabiendo lo que sabemos que "la solución final" remueve las tripas contemplar la frivolidad con la que se tomó la decisión última de asumirla.

La reunión aparece organizada por el conocido personaje de Adolf Eichmann (quien muchos años después del final de la guerra sería capturado por el Mossad en Argentina y luego juzgado y ahorcado en Israel por crímenes contra la Humanidad) y presidida por Reinhard Heydrich (máximo dirigente del aparato de seguridad interna nazi por entonces y que sería ejecutado por patriotas checos en Praga, donde ejercía como "protector de Bohemia y Moravia", en un atentado apenas 5 meses después de la reunión). Eichmann interpretado por Stanley Tucci y Heydrich por Kenneth Branagh. Ambos hacen muy buenos papeles; Tucci representando a un burócrata eficiente, maquinal, y apenas humano, y Branagh representando a la perfección el papel del carnicero de Praga, con todo su cinismo y poder.

A la reunión de Wansee asisten representantes de todas las esferas de poder de la Alemania nazi. Cada uno de estos personajes tiene en común con los demás su odio radical a los judíos pero sin embargo difieren en cuanto a qué hacer con ellos. Durante casi hora y media vemos cómo se discute, al final abiertamente, cómo eliminar a los millones de judíos que se encuentran bajo el yugo nazi. Algo que a algunos de los presentes no les parece conveniente por sus convicciones conservadoras, de respeto a alguna forma de legalidad, y a otros porque están al mando del aparato económico del 3er Reich y no están dispuestos a que mano de obra esclava "aprovechable" sea exterminada dedicando para ello recursos que debieran ir al frente de guerra. Estos matices, insignificantes ante la atroz perspectiva del exterminio de todo un pueblo, llevan a algunos de los personajes a ser acusados de poco comprometidos con el nazismo y, en definitiva, el antisemitismo. 

Un caso notable es el del doctor Wilhelm Stuckart, espléndidamente interpretado por Colin Firth. Se trata del jurista co-responsable de la "Ley para la protección de la sangre y el honor alemanes". Uno de los responsables, pues, de compilar los razonamientos e instrumentos para discriminar a los judíos en todas las esferas sociales alemanas de la época. Y en la película, aparece por momento siendo acusado de ser "amante de los judíos" por insistir en que exterminar a los judíos "fuera de la ley" los convertiría en mártires "y eso sería su triunfo". Asimismo, Stuckart plantea que los tribunales se colapsarán de litigios ante el exterminio de millones de alemanes. 

La mayoría de las personas tienen una vaga idea de lo que fue el nazismo en Alemania y dicha idea pasa por cierta noción de "orden exagerado". Es decir: se suele pensar que el nazismo fue una especie de desfile militar contínuo, una estructura disciplinada hasta niveles ridículos. Las tesis de historiadores de la talla de Ian Kershaw llevan años defendiendo, precisamente, que el nazismo no fue ningun sistema (racional) de gobierno en particular sino más bien, en buena medida, la ausencia de dicho sistema. Un "sistema", pues, en el que una serie de acólitos poderosos ejercían de auténticos señores feudales en sus feudos disputándose todos ellos ser los más leales colaboradores del Führer. Que semejante entramado se mantuviese fue cosa del frenesí exterminador, de la notable capacidad de radicalización del nazismo como ideología junto al factor extra de control debido a los modernos medios de comunicación (tal y como señaló Albert Speer, postrero ministro de armamentos del Reich y arquitecto personal de Hitler, intentando explicarse cómo tantas personas habrían acatado decisiones absurdas o deshonrosas dictadas por Hitler y sus secuaces). 

Pues bien, la situación que plantea la película es la de una falsa reunión. La decisión de "evacuar" (véase exterminar) a los judíos estaba ya tomada. Heydrich sólo pretende intimidar a todos y cada uno de los representantes de las esferas de poder del Reich que las SS no controlan directamente, desea que no haya obstáculos para que la "solución final" se ejecute. No hay ley que pueda convalidar el exterminio de millones y, por tanto, Heydrich recuerda a Stuckart y a quienes opinan en la reunión que no es razonable o útil semejante crimen, que la única ley es la voluntad de Hitler. Ése era el sistema nazi: la arbitrariedad, el caos de la fuerza bruta al servicio de una locura. Al final, todos ceden ante la amenaza de ser también ellos mismos los exterminados.

Estamos ante una obra sombría pero que nos transmite algo importante: que el mal que engendramos no admite ser embridado luego y que no hay ley bajo la que se puedan sentir cómodos los criminales. Siempre quieren una ley más que convalide sus tropelías. Y esto es una lección importante en estos tiempos de zozobra. Un tiempo en que se emplean cada vez más buenas palabras para encubrir realidades atroces. En que todos se apresuran a pedir el sacrificio de más y más derechos para obtener... ¿qué? Vean esta película, pues. Puede que el destino de millones, su total ruina, se decida aún hoy en palacios como Wansee. Puede.




"En el derecho posee y defiende el ser humano su condición moral de existencia, sin el derecho desciende al nivel del animal" Rudolf von Ihering.


3 comentarios:

  1. Una película estremecedora y clarificadora!!! muy bueno el artículo!!!

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  2. Me olvidaba comentar que además no es la típica película en la que se utiliza imágenes estremecedoras de los judíos, campos de concentración, etc...pero que se pueden escuchar los argumentos reales de los "monstruos"que llevaron a cabo uno de los genocidios más espeluznantes de la historia. Lo más curioso, era la preocupación de algunos nazis por respetar la legalidad que ellos mismos habían construído para dar cobertura a sus terroríficos planes.

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  3. Los judíos son hoy los peores genocídas y usurpadores de lo ajeno y los peores terroristas de todos los tiempos. Son victimarios que sde hacen las víctimas y rentistas del holocuento.

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