lunes, 5 de noviembre de 2012

La muerte de James Bond

Cuando Pierce Brosnan abandonó el papel de James Bond (su última entrega fue en 2002 con "Muere otro día"), se decidió adjudicar el papel a Daniel Craig. La elección llamó la atención porque Craig era rubio, de origen eslavo y un musculitos. Y eso contrastaba un tanto con el modelo típico de Bond escogido hasta entonces. La razón para esto, para quien viese "Casino Royale" (2006), no podía ser más lógica: James Bond ya no era James Bond. Una elección polémica pero que para cualquiera que viese las últimas películas con Brosman no carece de sentido: porque la saga 007 ya había degenerado en una pirotecnia, en un regusto por los efectos especiales, que no podía desarrollarse mucho más. Pero la saga es una máquina de hacer dinero y para que todo siguiese igual había que cambiarlo todo. Irónicamente, "Casino Royale" fue también el título de la parodia de James Bond de 1967 a cargo de David Niven y Peter Sellers.

Lejos de la parodia, el James Bond de Daniel Craig es otra cosa. Es un personaje creado al calor del boom de la franquicia de Jason Bourne ("El mito de Bourne" se estrenó en 2004: con una rentabilidad del 284% cuando la última de Brosnan había aportado sólo un 204%). Mientras Connery, Moore, Dalton o Brosnan eran espías "con licencia para matar", Daniel Craig interpreta a un asesino puro y duro al estilo de Bourne. Así, Bond no es un tipo que usa aparatitos, un elegante señorito inglés, sino un soldado de élite que se viste de etiqueta. Sea como fuere, la cosa no salió mal y se consiguió con "Casino Royale" un 298% de beneficios sobre el presupuesto. La siguiente película de Bond ("Quantum of Solace", 2008) supuso para muchos un paso atrás en cuanto a la "profundidad" del personaje interpretado por Craig. Y una decepción: porque en el final de "Casino Royale" se dejaba en el aire el argumento de una venganza personal para Bond. Sin embargo, el argumento al final no fue más que la típica historia Bond con un villano atiborrado de tecnología al que derrotar. Tal vez por eso, en esta ocasión, la rentabilidad del film bajó al 193%.

"Skyfall", la nueva entrega de Bond, a cargo de Sam Mendes, nos presenta ahora una apuesta mucho más arriesgada que "Quantum of Solace". Y posiblemente eso termine por reflejarse en taquilla. Pero la apuesta es arriesgada porque es muy radical. Aquí no hablamos de que Bond se enamore o sea un boina verde con traje, que era lo sorprendente en "Casino Royale". No. En "Skyfall" se nos presenta a un Bond menor, debilitado o avejentado. Sea como fuere, el mensaje parece demasiado radical, desnaturaliza al personaje más allá de lo estético: le quita su esencia. Porque lo fundamental en Bond es su superioridad aplastante. Una superioridad basada en sus habilidades individuales y en la tecnología punta que se le proporciona. En esta última entrega de 007 James Bond está debilitado y no utiliza apenas tecnología. De hecho, se apuesta tanto por esta especie de minimalismo tecnológico y al final del film vemos a James Bond haciendo las veces de MacGyver.

Por otra parte, en "Skyfall" no estamos ante un giro original ni mucho menos. Si en "Casino Royale" se apostaba por la vía abierta en la saga Bourne, en la película de Mendes se puede ver un ejercicio bastante obvio de corta y pega de "El caballero oscuro" (2008) de Christopher Nolan. Se ve de nuevo la mano de los productores en esta decisión puesto que esa película de Nolan consiguió una asombrosa rentabilidad: un 442%. De ahí el personaje de Javier Bardem en "Skyfall", que da vida a un tipo que no se sabe muy bien qué pretende pero que actúa de forma impulsiva y alocada. Se nos muestran largos planos mostrando cómo el personaje de Bardem ríe a solas y, como no, tiene una deformidad en la cara. ¿Suena familiar? Sí, en efecto: es el Joker. Siendo el personaje de Joker básicamente un maníaco, un chalado... es fácil caer en una mera sobreactuación en la que puede parecer buena actuación cualquier cosa. De ahí el mérito de Heath Ledger en "El caballero oscuro": él realmente actúa. Bardem, al igual que Brad Pitt en su personaje de "12 monos" (1995), por ejemplo, se limita a ser excesivo. Bardem se muestra excesivo y, gracias a su físico, amenazante. Tiene algunas líneas de guión divertidas y ocurrentes, pero no llega al nivel del Joker de Nolan, evidentemente. Aquél personaje era puro caos, sin historia pasada, mientras que ese planteamiento no es posible en el mundo de 007: donde tiene que haber una explicación para todo. Y la explicación del personaje de Bardem no podría ser más...desagradable. Como alguien ha dicho: el personaje de Bardem a ratos es un despiadado maníaco paranoide o un huerfanito perdido. Es verdaderamente llamativo el desarrollo de la trama respecto a este villano en "Skyfall": cualquiera que la vea podrá comprobar que es prácticamente idéntico al que se desarrolla con el joker en "El caballero oscuro".

No hay que confundirse, "Skyfall", pese a que le sobra media hora, es una película relativamente entretenida. Lo que pasa es que no es James Bond, es otra cosa. Es evidente que la saga 007 atrae mucha expectación, aún tras todos estos años, y siguen usando el nombre por reclamo. Tirando de la nostalgia al máximo, además, en esta "Skyfall". Pero, insisto, esto ya no es James Bond. No basta con rodear al personaje de los tópicos habituales del personaje, es que hace falta EL personaje.




"Ya sólo queda una rata" James Bond.

PS: La evolución de la rentabilidad de las sagas Batman, Bond y Bourne en sus partes de 1 a la 3:







2 comentarios:

  1. Siento contradecirte, pero he de decir que Bardem hace un papelón, eso en primer lugar; no me resulta excesivo sino que realiza una interpretación coherente. No es malo porque sí, sino que es malo por una venganza personal. Por otro lado, no entiendo tu empeño en restarle originalidad a la película buscando comparaciones e inspiraciones que yo no acabo de comprender. Está clarísimo que no es una pelícual del año, pero es una apuesta valiente (por mostrar a un James Bond con debilidades humanas) y coherente. Está claro que resulta dificil adaptar y desarrollar un mito como James Bond del que se ha dicho y hecho todo.

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  2. SIGUEN SPOILERS:

    El esquema del Silva/Bardem es idéntico al de Joker/Ledger en El Caballero Oscuro. El villano monta un numerito en el que parece verse derrotado pero luego resulta que todo formaba parte de un plan milimétrico para acercarse a su verdadero objetivo.

    Lo que pasa es que el Joker de Ledger era un sonado de verdad y como tal lo interpretó. El personaje de Bardem tiene varios planos largos en que se intenta enfatizar visualmente que está loco: con esas risitas a solas en medio de una celda de cristal que, por cierto, se parece mucho a la de aquél Anibal Lecter de "El silencio de los corderos".

    Por otra parte toda la idea de la huída a Escocia es risible. Como si alguien pudiese ir por ahí con un ejército de mercenarios como si Escocia fuese Afganistán. Y no sólo eso: que Bond pueda recurrir a un viejo Betley armado con ametralladoras pero que no pueda hacer una parada en algún sitio a coger armas o recoger a otros agentes para que le ayuden a escolar a M. Es de broma la línea de guión ideada para justificar lo de las armas: mostrando a Bond sorprendido porque "un coleccionista de armas compró todos los rifles de su familia"... Absurdo. De hecho, toda esa situación, con Bond y M armando trampas caseras... parecía que Dustin Hoffman iba a aparecer para echar una mano al grito de "¡¡¡nadie empleará la fuerza contra esta casa!!!".

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