martes, 23 de agosto de 2011

LECTURAS PARA EL VERANO (III)

FICHA TÉCNICA:
Título: Memoria de mis putas tristes.
Editorial: Mondadori.
Año de edición: 2004.
Número de edición: Quinta.
ISBN: 84- 397- 1165- 4

La tercera recomendación de lecturas bajo el sol, y la que dará cierre a esta sección hasta el verano que viene, es Memoria de mis putas tristes de Gabriel García Márquez.


Reconozco que soy una gran amante de la literatura latinoamericana, y especialmente de Gabriel García Márquez, uno de los máximos exponente del llamado “realismo mágico”. Desde Crónica de una muerte anunciada, pasando por El coronel no tiene quien le escriba, hasta Amor en tiempos de cólera, vemos en todos ellos una muestra del talento de este magnífico Premio Nobel.


Memoria de mis putas tristes, descrita por muchos como una autobiografía a medias del propio Gabriel García Márquez, es un relato de un anciano que en su noventa cumpleaños pide un regalo muy especial. A lo largo de 109 nueve páginas de este relato se hace un completo repaso con una marcada nostalgia sobre diferentes aspectos del trayecto vital del personaje, especialmente y sobre todo de su vida llena de soledad, y amor/desamor.


“Siempre había entendido que morirse de amor no era más que una licencia poética. Aquella tarde, de regreso a casa otra vez sin el gato y sin ella, comprobé que no sólo era posible morirse, sino que yo mismo viejo y sin nadie, estaba muriéndome de amor. Pero también me di cuenta de que era válida la verdad contraria: no habría cambiado por nada del mundo mi pesadumbre”.


Escrita con una prosa sencilla y directa el relato se devora rápidamente pudiéndose leer fácilmente en un día. Es una novela tierna, amable y melancólica que nos hace reflexionar sobre la manera en la que dejamos pasar la vida, en la forma que dejamos que nuestros miedos y errores (que solemos intentar disfrazar de virtudes) dominen nuestra vida, y nos hagan avergonzar al final de nuestra existencia; cuando ya nos miramos al espejo sin tapujos ni caretas. Todo aquello que escondemos detrás de la moral, la ética, la sabiduría o la prudencia son subterfugios para no afrontar nuestro miedo a la vida.


“Descubrí que no soy disciplinado por virtud, sino como reacción contra mi negligencia; que parezco generoso por encubrir mi mezquindad, que me paso de prudente por mal pensado, que soy conciliador para no sucumbir a mis cóleras reprimidas, que sólo soy puntual para que no se sepa cuán poco me importa el tiempo ajeno.”


Realmente no podría encontrar una mejor obra para cerrar Lecturas para el verano, hasta el año que viene; así que ya sabéis en estas tardes de agosto que todavía quedan, no hay nada mejor que acercarse a esta novela de Gabriel García Márquez.


Tomé conciencia de que la fuerza invencible que ha impulsado al mundo no son los amores felices sino los contrariados”.

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