Hoy voy a recomendaros "Cromwell" (1970). Pocas veces una hagiografía tuvo un mayor sentido de la aventura. Una hagiografía que en favor de engrandecer a Cromwell le atribuye los éxitos de Sir Thomas Fairfax: auténtico líder del ejército parlamentario durante las guerras civiles inglesas. De hecho, en esta película a Fairfax se le muestra como a un diletante y un traidor. Pero a la vista de la actuación de Richard Harris todo se perdona.
La película tiene su fuerte no sólo en la actuación de Richard Harris sino en un excepcional Alec Guiness. Mientras Harris interpreta al fanático y heroico Cromwell Guiness da vida al altivo pero pusiálime rey de Inglaterra Carlos Estuardo. A lo largo de la película hay varios momentos clave de esos en que la grandeza puede sentirse, puede palparse. Primero, Cromwell rechazando una orden de arresto por parte del rey en el asalto de éste al Parlamento. Luego, en la decisiva batalla de Naseby (una de las batallas que se representan: junto la derrota inicial de los parlamentarios en Edge Hill) cuando Cromwell descubre que se ha de enfrentar al enemigo en inferioridad (otra de las incorrecciones, deliberadas, históricas de la película puesto que en Naseby eran los realistas los que estaban en inferioridad). Y al final de la película cuando Cromwell rechaza ser coronado rey y comprende que para reformar el país será necesario imponer la dictadura.
Cromwell es una película entretenida porque se concentra exclusivamente en la figura del propio Cromwell, sin digresiones. Esto hace de la película una mala representación de la realidad pero un buen relato. Así, por ejemplo, no se pierde en temáticas colaterales. Temáticas que en pro del realismo suelen retirar cualquier interés a las historias y motivaciones de los personajes. Sucedió con "Matar a un rey" (2003) y con "The Devil's Whore" (2008).
En "Matar a un rey" se muestra la relación de poder auténtica en el parlamentarismo inglés de la revolución inglesa: con Fairfax siendo el gran general y Cromwell un intrigante segundo al mando. Sin embargo la película, que tuvo problemas de producción y se nota en su precipitadísimo final, cae en el pecado capital de combinar la pretensión de realismo con dar una visión actual de hechos del pasado. De tal modo, representa a Cromwell más como a un matón de las SS que como a un exaltado religioso y a Fairfax como una suerte de demócrata sin tacha en lugar del aristócrata reformista que era. Además la película coquetea de forma demasiado evidente con la idea de presentar a Cromwell como un homosexual reprimido enamorado de Fairfax, algo completamente sin base. La actuación de Rupert Everett como Carlos Estuardo se antoja ridícula en comparación con la de Sir Alec Guinness.
En la más reciente miniserie "The Devil's Whore" se cae en el mismo error de representar hechos del pasado con los ojos del presente. De hecho se cae en ese error de una manera extrema. Para ello se centra fundamentalmente en los extrarradios extremistas de la revolución inglesa: las sectas milenaristas y los comunistas "levelers" o "niveladores". De nuevo Cromwell (interpretado en esta ocasión por Dominic West, nuestro conocido "McNulty") aparece como intrigante sin escrúpulos y sin una particular vocación religiosa. El conjunto de situaciones y personajes no tienen mucho interés y el personaje de Carlos Estuardo está pésimamente representado.
En conclusión: recomiendo encarecidamente "Cromwell" interpretado por Richard Harris. En ella se da una cumplida representación del fanatismo religioso y la lucha por la democracia que en ese personaje se concitaron. Y más vale representar bien al hombre, aún con grandes concesiones al realismo histórico, que conformar un cuadro realista sin ningún claro objetivo más allá de la "denuncia" en clave posmoderna de guerras, costumbres y personajes relevantes.
"Mantened vuestra fe en Dios y mantened seca la pólvora" Oliver Cromwell.