El actor Errol Flynn, muy aclamado por su papel como Robin Hood, fue muy conocido en los círculos artísticos por otros motivos menos positivos, y es que este actor de bigote impenitente era un gran aficionado a hincar el brazo y beber todo aquello que tuviese un poco de alcohol, es decir, hablando claramente, “se bebía hasta el agua de los floreros”.
Pero está claro que esta práctica era muy poco saludable y por supuesto muy poco meritoria a la hora de que las productoras le contrataran. Así que a Errol Flynn no le quedó otra que cambiar sus hábitos, y tener una vida algo más saludable. Entre esos nuevos hábitos Errol Flynn tomó una gran afición por las naranjas.
Pero está claro que esta práctica era muy poco saludable y por supuesto muy poco meritoria a la hora de que las productoras le contrataran. Así que a Errol Flynn no le quedó otra que cambiar sus hábitos, y tener una vida algo más saludable. Entre esos nuevos hábitos Errol Flynn tomó una gran afición por las naranjas.
A sus compañeros de rodaje les sorprendió muy positivamente este cambio de actitud, pero no pasó mucho tiempo hasta que se descubrió que esas naranjas eran algo especiales y que el actor estaba igualmente algo ebrio en los rodajes. Evidentemente ninguna naranja del mundo emborracha a nadie. El truco estaba claro, inyectaba en las naranjas (con una jeringuilla) un poquito de vodka, para mejorar (a su gusto) el sabor de las mismas.
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