Sam Peckinpah es uno de los directores más polémicos que han existido. Sus peleas con los productores y todos aquellos que se atreviesen a ponerse en su camino son legendarias. Dipsomaníaco, dirigió muchas de sus películas en un estado de salud lamentable. En el rodaje de una de sus mejores películas (La Cruz de Hierro, 1977), dirigió al equipo de rodaje estando postrado en una camilla. Una camilla en la que iba y venía llevado, entre otros, por nada menos que Cliff Coleman: el ayudante de dirección del filme. Dada la entidad de su puesto, a Coleman le preguntaron por qué aceptaba una tarea de ese bajo nivel. La respuesta fue contundente:
"Lo hago sólo por el hecho de saber que puedo tirar a ese cabrón al suelo en cualquier momento"
No hay comentarios:
Publicar un comentario