martes, 9 de abril de 2013

"Efectos secundarios" de Steven Soderbergh

Una de las sorpresas más agradables que la cartelera recientemente nos ha traído es "Efectos secundarios", de Steven Soderbergh. En esta época de muy escasos estrenos de interés, esta película, poco publicitada, ha sido un descubrimiento.

Pese a que las críticas que circulan por la red dicen que "Efectos secundarios" se despeña por las cuestas de la "película de género" (thriller), la propuesta de Soderbergh es bastante original. La película gira entorno al personaje de Rooney Mara y a la polémica sobre los efectos secundarios que cierto medicamento psiquiátrico le ha producido.

En "Efectos secundarios", no obstante, hallamos dos películas en una. La parte inicial parece sugerir que veremos una película completamente diferente de la que al final resulta. Sin embargo, el comienzo le sirve a Soderbergh para realizar una crítica contundente del capitalismo financiero y sus contradicciones. En tal sistema las personas, convertidas en máquinas extremadamente competitivas, necesitan del consumo de potentes medicamentos "para ayudarte a ser quien eres". Asimismo, a través del protagonista de la historia (el psiquiatra interpretado por Jude Law) y su entorno directo vemos cómo el dinero es medida de todo en el tandem médicos-farmacéuticas. No falta una línea argumental que, a través de la pareja del personaje de Jude Law, toca el espinoso tema del desempleo y el curioso efecto que produce en las personas sin carácter. La película ofrece, además, una amarga e interesante reflexión general sobre la hipocresía y el corporativismo que esconde deontología profesional y sus inquisidores.

La segunda parte de "Efectos secundarios" es una película de intriga, ciertamente enrevesada, en la que el espectador corre el riesgo de perderse: sobre todo en la resolución de la trama. Pero todo esto tiene un sentido y, sin añadir más que desvele demasiado acerca del desenlace, recuerda en cierta medida a la película "Las dos caras de la verdad" de Gregory Hoblit (película que supuso el debut de nada menos que Edward Norton). Al igual que en aquélla, el protagonista de "Efectos secundarios" se verá atrapado en la elección entre salvar su propio prestigio y posición o desentrañar la verdad de un caso.

Las actuaciones son más que correctas aunque Channing Tatum no sea demasiado creíble en el papel de especulador financiero (y aparezca con un sobrepeso que parece haberle hinchado la cara, haciéndole parecer enfermo). Jude Law, si bien con sus tics habituales, desarrolla de forma más que correcta su papel de persona atrapada. Rooney Mara en cierto modo repite su papel de "Millenium", desnudos integrales incluídos, aunque con matices más oscuros.

En definitiva, la última película de Soderbergh se disfruta, siendo angustiosa, y nos sorprende, siendo una historia muchas veces contada. ¿Qué más se puede pedir de una película del género?


"La depresión es la incapacidad para construir un futuro" Dr. Jonathan Banks (interpretado por Jude Law).

miércoles, 3 de abril de 2013

Le damos la bienvenida al mes de Abril...



Son de abril las aguas mil.
Sopla el viento achubascado,
y entre nublado y nublado
hay trozos de cielo añil.
 

 Agua y sol. El iris brilla.
 En una nube lejana,
 
 zizaguea
 
una centella amarilla.
 

 La lluvia da en la ventana
y el cristal repiquetea.
 
A través de la neblina
que forma la lluvia fina,
 
se divisa un prado verde,
 
y un encinar se esfumina,
 
y una sierra gris se pierde.

 
 Los hilos del aguacero
sesgan las nacientes frondas,

y agitan las turbias ondas
en el remanso del Duero.
 

 Lloviendo están en los habares
y en las pardas sementeras;

hay sol en los encinares,
charcos por las carreteras.

 
 Lluvia y sol. Ya se obscurece
el campo, ya se ilumina;

allí un cerro desaparece;
allá surge una colina.

 
 Ya son claros, ya sombríos
los dispersos caseríos,

los lejanos torreones.

 Hacia la sierra plomiza
van rodando en pelotones
 
nubes de guata y ceniza."

 (Antonio Machado, "Campos de Castilla")




jueves, 28 de febrero de 2013

Impresiones sobre los Oscar 2013

El pasado domingo tuvo lugar la 85 gala de los Oscar. Como viene ya siendo habitual en los últimos años, los ganadores en cada categoría fueron los adelantados por la prensa. Fueron unos Oscar muy repartidos y este vez, eso sí, todos fueron concedidos a películas. Y es que el año pasado se le concedió un buen número de galardones a éso que se llamaba "The Artist": una obra muda, un atraso con pretensiones, que fue rápidamente "copiada" (aunque lo nieguen los perpetradores) en España y ampliamente premiada en el quiero y no puedo de la gala de los Goya.

El Oscar menos discutible fue el concedido a Daniel Day Lewis por su actuación en Lincoln. Un actor que ya atesora tres Oscar y sin embargo se emocionó al recibirlo. Un actor camaleónico que escoge sus papeles (la antítesis de Nicolas Cage) y que consigue este último Oscar interpretando al exacto opuesto del racista que interpretó en "Gangs of New York": Abraham Lincoln. No obstante, no se puede olvidar el genial trabajo realizado por el siempre brillante Denzel Washington en "El vuelo", interpretando a un alcohólico.

El premio a la mejor película se lo llevó "Argo", de Ben Affleck. Una película muy notable, sí, pero dentro de una categoría de films relativamente menores. Se trata de un suspense entorno al rescate, por parte de la CIA, de unos funcionarios norteamericanos en el Teherán de los primeros tiempos de la República Islámica de Irán. Cualquiera que sepa un mínimo del incidente de los rehenes en Irán sabe, de antemano, que todo acaba bien, pero Affleck consigue crear un buen suspense. Pero la película no es más que eso, y realmente no recuerdo que se hayan concedido demasiados Oscar a películas con pretensiones tan "pequeñas" y tantos medios de producción. Esto es: a las películas que cuentan poco se les suele premiar como extravagancias, pero la cinta de Affleck dista mucho de ser una película de ese tipo: es más bien una "modesta" gran producción (45 millones de dólares de presupuesto). Personalmente, creo que el Oscar debería haber ido a parar a "Lincoln".

Al hilo de lo anterior, también me llama la atención que el Oscar al mejor guión adaptado no haya ido a parar a "Lincoln". Porque el trabajo que se hace en esta película es magnífico. Una cuestión tan absolutamente compleja como la mera disputa alrededor de la legalidad federal vs legalidad estatal en los EEUU de mediados de siglo XIX se ventila en una escena. Un monólogo del personaje de Lincoln en que Daniel Day Lewis presenta al espectador todo el complejo asunto de la emancipación de los esclavos y la polémica sobre su legalidad o ilegalidad. Fascinante trabajo de guión. De nuevo, "Lincoln" merecía este premio antes que "Argo".

El Oscar a mejor actriz fue concedido a esa "belleza por decreto" (esto es: horrible mujer apadrinada por alguien) llamada Jennifer Lawrence por su papel de desquiciada ninfómana en "El lado bueno de las cosas". Una película que, por cierto, parece un producto de marketing puro: la mezcla de "Flashdance" con una película sobre dos inadaptados que se conocen. Un Oscar al marketing.

Cuestión a parte es el Oscar a mejor actriz de reparto: entregado a Anne Hathaway. Se piense lo que se piense de esta mujer (la clásica "enchufada" en el oficio y con una filmografía llena de "bultos sospechosos"), el trabajo que realiza en las pocas escenas en que aparece en "Los miserables" es escepcional. Simplemente por el solo que interpreta, en primer plano, con la canción "I dreamed a dream", ya merece la estatuilla.

El Oscar al mejor director en esta ocasión de lo han dado al director de la película "rarita" de turno: Ang Lee, por "La vida de Pi". Ya saben: esa película tremendamente profunda y simbólica que la gente suele ir a ver al cine para contarle al vecino que ha ido a verla. Otro Oscar birlado a "Lincoln", pues esta estatuilla debería haber ido a parar al amigo de los niños Steven Spielberg. Aunque, eso sí, como es habitual en Spielberg "Lincoln" no esté bien rematada. Y es que, como dice el personaje de Lincoln en la propia película de Spielberg, citando a un predicador: "Haría los sermones más breves, pero cuando empiezo me da mucha pereza parar".

Me veo obligado a discutir también la elección del Oscar a mejor actor secundario. Se le concede a quien ya recibiera un Oscar a mejor actor secundario por "Malditos Bastardos": Cristhoph Waltz. Y de nuevo se le concede por interpretar un papel en una película de Tarantino... haciendo de sí mismo. Porque Waltz hace exactamente el mismo papel que en "Malditos Bastardos". Cuando todos los personajes parecen iguales es que no hay interpretación sino un paseo ante la cámara. De hecho, en los momentos en que el personaje de Waltz en "Django Desencadenado" no es un verborrágico sabelotodo con la iniciativa en la conversación (véase las conversaciones con el desquiciado personaje de Leonardo Di Caprio) parece un pez fuera del agua, un bulto. En este caso, pues, el Oscar debería haber ido a parar, de nuevo, a "Lincoln": con un Tommy Lee Jones en estado de gracia, intepretando a un filántropo-misántropo antiesclavista que nos brinda muchos grandes momentos.

Finalmente la gala de los Oscar, a parte de la intervención de la primera dama Michelle Obama, no fue una apoteosis patriótica en forma de Oscars para "Zero Dark Thirty", como lo fue hace tres años para "The hurt locker". Esperemos que Kathryn Bigelow abandone su papel de Leni Riefenstahl de las fuerzas armadas de los EEUU y haga otras cosas menos sospechosas que popularizar la tortura como método de obtención de información.

En cuanto al desarrollo de la gala, que no vi en toda su extensión por mera autoconservación cerebral (pésimos comentaristas, traducciones de risa y sobreabundancia de referencias twiteras low cost en el programa de Canal+), me pareció mucho menos vistosa que otros años. La premiada Adele, por ejemplo, interpretó su éxito "Skyfall" a media voz y con una iluminación horrible. En cuanto al presentador de la gala baste decir que este año no presentó una momia como Billy Crystal sino una marioneta. Un pelele que se llama Seth Macfarlane (creador de "Padre de Familia"). Al margen de su comentario irrespetuoso sobre los actores hispanos (un clásico en este tipo de presentadores "graciosos"), éste friki grotescamente presumido irradia prepotencia y un deformado y vampírico sentido del humor basado en la mitomanía. A ver si el año que viene presenta la gala alguien que tenga gracia de verdad. Kevin Spacey, por ejemplo.




"La única forma de saber quién es el mejor actor es que todos interpretemos a Hamlet y que el mejor sea el ganador" Humphrey Bogart




miércoles, 6 de febrero de 2013

Richard Harris habla sobre Marlon Brando

Curioso extracto de una entrevista, en 1973, al fallecido actor irlandés Richard Harris, en el que habla de la forma de actuar de Marlon Brando. Se refiere en concreto a la mala memoria de Brando, que obligaba a poner a su disposición grandes pizarrones tras las cámaras donde se ponían sus frases para que las leyera. Algo que, efectivamente, podría tener que ver en la forma de actuar de Brando y las miradas que ponía. No obstante, en opinión de Harris, Marlon Brando es uno de los mejores actores de todos los tiempos en casi todos los registros, salvo, dice, el de la comedia.

No tiene desperdicio




lunes, 7 de enero de 2013

"Golpe de Efecto" o El anciano Harry Callahan contra Moneyball

Son ya muchas las películas sobre los "deportes americanos" que han cruzado el charco hasta nosotros. Por lo general, no resultan muy interesantes para los espectadores europeos. No en vano, el fútbol americano o el béisbol parecen cosas que poco o muy poco tienen que ver con el ideal atlético. A saber: una estrella del fútbol americano o una del béisbol puede serlo sin dar el perfil atlético clásico; teniendo sobrepeso o simplemente una habilidad para hacer bien una cosa muy limitada. Se trata de deportes, en suma, en que se rinde adoración no tanto al talento en general como a la excelencia estadística y a las pausas publicitarias en las que engullir cerveza y cacahuetes. Los americanos, con sus deportes, forman un universo paralelo en el deporte. Y tal vez por esto el principal torneo de béisbol en EEUU se denomina "las series mundiales". Sea como fuere, el cine sobre los deportes americanos suele estar presidido por un tono disney o un entusiasmo que no podemos compartir.

Por todo esto, la última película en que interviene Clint Eastwood ("Golpe de Efecto") tenía muy mala pinta y fue rápidamente despreciada por muchos críticos españoles como un "vulgar telefilme". En mi opinión, lejos de semejante mediocridad, "Golpe de Efecto" constituye una historia sencilla, sí, pero que se erige en enmienda a la totalidad del reciente éxito "Moneyball": algo que dista mucho de no tener interés y alcance.

"Moneyball", que tuvo varias nominaciones a los Oscar el pasado año, era una película de ésas que no se sabe muy bien qué pretende contar. Las interpretaciones difieren radicalmente al respecto. Los hay que opinan que simplemente es una loa a un grupo de personas que "descubrieron" una forma de dirigir equipos de béisbol que prescindía de la subjetividad de los ojeadores, en contra de todo el orden establecido. Otros opinamos que la película simplemente habla sobre el resentimiento de un individuo (el interpretado por Brad Pitt) que se "venga" del deporte en que no pudo triunfar reduciéndolo a una farsa matemática. Mediante esa aproximación numérica, el personaje de Pitt "mataba" al béisbol, despojándole de toda épica y, de paso, aliviando su sentimiento de culpa por haber fracasado en ese deporte.

"Golpe de Efecto" se rebela contra el planteamiento de "Moneyball". Si en "Moneyball" había unos ojeadores subjetivos, ignorantes y corporativistas, en "Golpe de Efecto" vemos a directores técnicos que no ven ya béisbol sino que sólo analizan estadísticas, intentando convertir toda traza de deporte en billetes de dólar. Tanto en una como en otra los enfoques son maniqueos, por tanto, aunque en la película protagonizada por Clint Eastwood la trama sentimental es muy importante, cuando en "Moneyball" se reducía al personaje de Brad Pitt poniendo cara de esquimal viendo tocar la guitarra a su hija. En la de Eastwood vemos la compleja relación entre el personaje de éste y el interpretado por Amy Adams. 

Eastwood interpreta a un ojeador de béisbol de gran prestigio que afronta mal los achaques de una edad muy avanzada y Amy Adams a su hija, atormentada por lo que cree el rechazo de su padre hacia ella y que malvive como esclava adicta al trabajo de un bufete de abogados (uno de cuyos jefes es un Bob Gunton que parece repetir el mismo papel en todas las películas en que participa: hasta su despacho para el mismo que el de "Vacaciones en el infierno"). Aparecen entre ambos el personaje de John Goodman (más delgado que nunca) interpretando al jefe/amigo de Eastwood y el de Justin Timberlake, como jugador fracasado metido a ojeador sin vocación. Eastwood hace lo que tan bien sabe hacer (estar desorientado a todos los niveles y actuar como un libertario pasado de vueltas), Amy Adams hace de mujer fuerte (al igual que hiciera en "The Fighter") de forma bastante convincente y el resto cumple bien con su papel más o menos decorativo.

Es "Golpe de Efecto" una película sencilla, estoy de acuerdo. Y sorprende que Clint Eastwood abandonase su retiro de la actuación por hacerla habiéndose tomado tantas molestias en "Gran torino" por tener un final por momentos ritual, bíblico, en su carrera de actor. Pero eso no significa que la película sea mala o prescindible. Para mí, pese a su maniqueísmo (y su previsible desarrollo, en realidad), esta película es de visionado obligado para quienes hayan visto "Moneyball": porque consituye una crítica feroz de aquélla, elevando "lo intangible" a parte relevante del deporte y con una narrativa viva allí donde "Moneyball" era fría, maquinal... insomne. Tal vez el individualismo de "Golpe de Efecto" sea demasiado fantasioso, pero el colectivismo en "Moneyball" daba mucho miedo.




"Dios no juega a los dados" Albert Einstein

martes, 1 de enero de 2013

Lo que puede el dinero.

La primera entrada de este nuevo año, la protagoniza el Arcipreste de Hita con su genuina reflexión acerca del poder del dinero; ciertamente sorprende que unas líneas escritas siglos atrás estén tan de actualidad, y es que como podemos ver la naturaleza humana poco ha cambiado.
 


Lo que puede el dinero

Hace mucho el dinero, mucho se le ha de amar;
Al torpe hace discreto, hombre de respetar,
hace correr al cojo al mudo le hace hablar;
el que no tiene manos bien lo quiere tomar.

También al hombre necio y rudo labrador
dineros le convierten en hidalgo doctor;
Cuanto más rico es uno, más grande es su valor,
quien no tiene dinero no es de sí señor.

Y si tienes dinero tendrás consolación,
placeres y alegrías y del Papa ración,
comprarás Paraíso, ganarás la salvación:
donde hay mucho dinero hay mucha bendición.

El crea los priores, los obispos, los abades,
arzobispos, doctores, patriarcas, potestades
a los clérigos necios da muchas dignidades,
de verdad hace mentiras, de mentiras hace verdades
.


 El hace muchos clérigos y mucho ordenados,
muchos monjes y monjas, religiosos sagrados,
el dinero les da por bien examinados,
a los pobres les dicen que no son ilustrados.

Yo he visto a muchos curas en sus predicaciones,

despreciar el dinero, también sus tentaciones,
pero, al fin, por dinero otorgan los perdones,
absuelven los ayunos y ofrecen oraciones.

Dicen frailes y clérigos que aman a Dios servir,
más si huelen que el rico está para morir,
y oyen que su dinero empieza a retiñir,
por quién ha de cogerlo empiezan a reñir.

En resumen lo digo, entiéndelo mejor,
el dinero es del mundo el gran agitador,
hace señor al siervo y siervo hace al señor,
toda cosa del siglo se hace por su amor. 
 
Arcipreste de Hita

lunes, 24 de diciembre de 2012

Ecos y Espejos les desea felices fiestas

Desde Ecos y Espejos queremos desear a nuestros lectores unas felices fiestas y un mejor año 2013. Esperemos que con buenas letras y mejor cine.