El pasado domingo se conoció la noticia de la muerte de Tony Scott, hermano del director Ridley Scott. Parece ser que la causa de la muerte fue el suicidio, pero la investigación sigue su curso. Conocido por películas de gran éxito como es el caso de "Top Gun" o "El último Boy Scout". Descanse en paz.....
lunes, 20 de agosto de 2012
martes, 14 de agosto de 2012
Apuntes de Verano (III)
[…]
Habló tan seriamente que los
otros sintieron que sus risas desentonaban.
-
Y usted,
¿por qué no pide las tres cosas? – preguntó Herbert White.
El sargento lo
miró con tolerancia.
-
Las he
pedido – dijo, y su rostro curtido
palideció.
-
¿Realmente
se cumplieron los tres deseos? – preguntó la señora White.
-
Se
cumplieron - dijo el sargento.
-
¿Y nadie
más pidió? – insistió la señora.
-
Sí, un
hombre. No sé cuales fueron las dos primeras cosas que pidió; la tercera, fue
la muerte. Por eso entré en posesión de la pata de mono-.
Habló con
tanta gravedad que produjo silencio.
-
Morris, si
obtuvo sus tres deseos, ya no le sirve el talismán - dijo, finalmente, el
señor White - ¿Para qué lo guarda?-
El sargento
sacudió la cabeza:
-
Probablemente
he tenido, alguna vez, la ida de venderlo; pero creo que no lo haré. Ya ha
causado bastantes desgracias. Además le gente no quiere comprarlo. Algunos
sospechan que es un cuento de hadas; otros quieren probarlo primero y pagarme
después- .
-
Y si a usted
de le concedieran tres deseos más-
dijo el señor White-, ¿los pediría?-
-
No sé -
contestó el otro- No sé- .
Tomó la pata
de mono, la agitó entre le pulgar y el índice y la tiró al fuego. White la
recogió.
-
Mejor que
se queme- dijo con solemnidad el sargento.
-
Si usted
no la quiere, Morris démela-.
-
No quiero
–respondió terminantemente-. La tiré al
fuego; si la guarda, no me eche las culpas de lo que pueda suceder. Sea
razonable, tírela-.
[…]
El señor White
guardón en el bolsillo la pata de mono. Invitó a Morris a sentarse en la mesa.
Durante la comida el talismán fue, en cierto modo olvidado. Atraídos,
escucharon nuevos relatos de la vida del sargento en la India.
-
Sí en el
cuento de la pata de mono hay tanto verdad como en los otros- dijo Herbert
cuando el forastero cerró la puerta y se alejó con prisa, para alcanzar el
último tren-, no conseguiremos gran
cosa-.
-
¿Le diste
algo?- preguntó la señora mirando atentamente a su marido.
-
Una
bagatela- contestó el señor White, ruborizándose levemente,- No quería
aceptarlo, pero lo obligué. Insistió en que tirara el talismán-.
-
Sin duda –
dijo Herbert, con fingido horror-, seremos
felices, ricos y famosos. Para empezar tienes que pedir un imperio, así no
estarás dominado por tu mujer-.
El señor White
sacó del bolsillo el talismán y lo examinó perplejamente.
-
No se me
ocurre nada para pedirle- dijo con lentitud- Me parece que tengo todo lo que deseo-.
-
Si pagaras
la hipoteca de la casa sería feliz, ¿No es cierto?-
El padre
sonrió avergonzado de su propia credulidad y levantó el talismán; Herbert puso
cara solemne, hizo un guiño a su madre y tocó en le piano unos acordes graves.
-
Quiero
doscientas libras- pronunció el señor White.
Un gran estrépito del piano contestó a sus palabras.
El señor White dio un grito . Su mujer y su hijo corrieron hacia él.
-
Se movió-
dijo mirando con desagrado el objeto y lo dejó caer-, se retorció en mi mano, como una víbora-.
Extracto del relato La Pata de Mono. (W.W. Jacobs).
miércoles, 8 de agosto de 2012
Apuntes de Verano (II)
Todo es adrede
"De todos los tiempos, los viejos y los nuevos, quedan las
virutas de la vida. A pesar de las tropas invasoras, de las religiones que
bendicen las guerras, de los profesionales de la tortura, de los imperios del
asco, de los amos del petróleo, del fanatismo con los misiles. A pesar de todo,
van quedando virutas de la vida. A ellas nos abrazamos y encomendamos, con
ellas nutrimos nuestra endeble conciencia y alimentamos sueños y ensoñaciones.
Todo es adrede, bien los sabemos. Desde el maleficio de las
drogas hasta el desmantelamiento de la juventud. Todo está destinado a que no
creamos en nosotros mismos y menos aún en el prójimo indefenso.
Nos obligan a vender por peniques el patrimonio virgen, y en
el mercado de cambio compran sentimientos con promesas. Todo es adrede: los
celos y el recelo, sospechas y codicias, odios en desmesura, el rencor y la
pugna. La consigna es someternos, mentirnos el futuro, reconocernos nada.
Todo es adrede y por eso construyen ideologías/basura donde
intentan moler las virutas de vida. De la vida. La nuestra. Ah, pero no podrán.
También nosotros creamos nuestro adrede. Aposta lo gastamos. Y adrede ya
sabemos cómo sobrevivir".
"Vivir adrede" (Mario Benedetti)
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